Poe estaba convencido de que lo importante de la literatura son sus efectos.
El Poe-t@ no debe perseguir ni la verdad ni el adoctrinamiento, sino “agitar el alma”.
Ése debe ser nuestro objetivo y ése está siendo nuestro camino: dejar sentir, dejar entrar, dejar crecer en nosotros algo de esos “efectos”: agitar nuestra alma con su magia, su poesía, su genialidad, pero también con su locura, su autodestrucción, con su catastrofismo. Abramos la puerta a nuestros miedos más íntimos y dejemos que fluya la fuerza de nuestros impulsos.
Todo un reto con el que debemos sentirnos orgullosos y privilegiados.
Cierta vez que promediaba
triste noche, yo evocaba,
fatigado en viejos libros,
las leyendas de otra edad.
Ya cejaba, dormitando,
cuando allá, con toque blando,
con un roce incierto, débil,
a mi puerta oí llamar.
“A mi puerta un visitante
– murmuré - siento llamar;
Eso es todo y nada más”.
(el cuervo)
El Poe-t@ no debe perseguir ni la verdad ni el adoctrinamiento, sino “agitar el alma”.
Ése debe ser nuestro objetivo y ése está siendo nuestro camino: dejar sentir, dejar entrar, dejar crecer en nosotros algo de esos “efectos”: agitar nuestra alma con su magia, su poesía, su genialidad, pero también con su locura, su autodestrucción, con su catastrofismo. Abramos la puerta a nuestros miedos más íntimos y dejemos que fluya la fuerza de nuestros impulsos.
Todo un reto con el que debemos sentirnos orgullosos y privilegiados.
Cierta vez que promediaba
triste noche, yo evocaba,
fatigado en viejos libros,
las leyendas de otra edad.
Ya cejaba, dormitando,
cuando allá, con toque blando,
con un roce incierto, débil,
a mi puerta oí llamar.
“A mi puerta un visitante
– murmuré - siento llamar;
Eso es todo y nada más”.
(el cuervo)
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