22 enero 2010

MISTERIO POE.



El pasado martes, decenas de personas congregadas para conmemorar el aniversario de Edgar Allan Poe entorno a su tumba en el cementerio de Baltimore (EEUU) se estremecieron al comprobar que uno de los asistentes más importantes había faltado a su fiel cita, según publica hoy 'The Baltimore Sun' en su edición digital.

Y es que un misterioso visitante llevaba 60 años acudiendo religiosamente cada 19 de enero a honrar al poeta maldito, dejando en su sepulcro tres rosas y media botella de coñac.

Desde 1949, cuando se cumplían 100 años de la muerte de Poe, se lleva especulando con la identidad de tan genuino admirador. Aunque nunca se ha dado con él. Ahora, cuando el ritual ha cesado por primera vez en medio siglo, las especulaciones se multiplican. "Puede que tenga gripe", asegura Jeff Jerome, el encargado del museo que lleva el nombre del poeta.

El ritual se ha convertido ya en una querida tradición en Baltimore, donde sus vecinos susurran ahora con preocupación en torno al sepulcro diversas teorías que puedan dar con la resolución del misterio.

"En los últimos años ha dejado varias notas, pero no parecía que el ritual fuese a acabarse así de repente, de hecho, creo que habría avisado: 'Ey Jeff, es hora de seguir adelante'", asevera preocupado Jerome.

El nombre que más está sonando en las últimas horas es el de David Franks, de 61 años, un conocido poeta de la zona que se había ganado la fama de bromista y que murió la semana pasada. Franks nunca había reclamado la identidad del misterioso visitante, aunque según los que le conocían, le pegaba mucho por su fama de extravagante y jocoso. En una ocasión se coló en un edificio de la Administración local para sacar fotocopias de diversas partes de su cuerpo. Todo un figura.

No solo Franks ha sonado como candidato, se ha especulado desde con un padre de familia y sus hijos hasta con un anciano de 92 años que quería atribuirse el mérito, aunque después se comprobó que sus declaraciones eran falsas.

Jeff Savoye, de la Asociación en recuerdo a Poe, dijo haberse cruzado cara a cara hace tiempo con una figura vestida de negro que caminaba hacía él, aunque llevaba el rostro cubierto y no se atrevió a desenmascararle.

"Si hubiese descubierto el misterio, la ira de la población caería sobre mí", señala Savoye, quien asegura que por cada persona que desea saber la identidad de la figura con el rostro cubierto, hay 20 que le dirían: "Ni te atrevas", refiriéndose a lo protegido que está este ritual en Baltimore.

Puede que el 2009 haya sido el último año en que Poe y su admirador brindaran con la botella de coñac, una fecha no exenta de un cierto halo de misterio al cumplirse el bicentenario del nacimiento del poeta. Quién sabe, quizá el romántico visitante ya esté reunido con Poe en su lúgubre morada eterna...

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